martes, 24 de noviembre de 2009

Acerca de Carmen Martín Gaite 9

Se le acumulaban las piezas del puzzle. Cada vez había más. Águeda Soler tenía cuentas emocionales con su madre, con su exnovio Roque y con su amiga y antes profesora Rosario Tena. En fin, de ese tipo de cuentas emocionales, que eran la raíz del problema de identidad de Águeda, sabía ella bastante también, sobre todo por lo que se refería a su madre, quien, además, como la de Águeda, padecía del corazón. Águeda Luengo, la madre de la protagonista, moría a causa de un aneurisma. Su propia madre tenía lesionadas las válvulas mitral y aorta y en un informe sobre su dolencia que había caído en sus manos en una ocasión el médico de turno había escrito también la palabra "aneurisma". Como consecuencia de todo ello, su madre estaba en esos momentos en lista de espera para una operación a corazón abierto, en la cual le cambiarían las válvulas enfermas por unas prótesis, y ella no podía evitar pensar en el riesgo de aquella intervención y en la sombra de la muerte proyectándose sobre ella. ¿Y si finalmente también su madre moría como la de Águeda? ¿Y si aquél era un espejo premonitorio? En cuanto a la vida sentimental de Águeda Soler, en el momento en que comenzaba el relato, su compañero era Tomás, un hombre todo luz y serenidad, con quien parecía haber encontrado la felicidad que ni su gran amor del pasado ni sus excesos eróticos le habían proporcionado nunca. A Tomás, Águeda lo había conocido una noche en que se le había ido la mano con el alcohol. Él había cuidado de ella, la había acompañado a casa y en ningún momento había intentado aprovecharse de la situación. No sabía si era más escalofriante la sensación de mal augurio respecto a su madre que emanaba del libro o la similitud entre esa "primera cita" de Águeda Soler con Tomás y la que ella misma había tenido con J., porque no es que fueran parecidas, es que eran idénticas. El encuentro con Águeda Soler había sido, pues, desconcertante y extraño para ella; más aún si se pensaba que todo había empezado como un trabajo académico sobre las personalidades desdobladas y los espejos. De pronto, desentrañar el viaje interior de Águeda Soler, a través de sus sueños, sus recuerdos y su continuo desdoblamiento, se convertía también en una aventura en pos de sí misma. Era lógico que sintiese vértigo.

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